Experiencias adversas en la infancia
Estudio comparativo de Colombia, Honduras y El Salvador
Investigación: Jorge Leonardo Rodríguez Arenas y Julián David López Céspedes
Experiencias Adversas en la Infancia
Las experiencias adversas en la infancia (ACEs, por sus siglas en inglés) son situaciones vividas durante la niñez y la juventud que pueden ser traumáticas y generar afectaciones a lo largo de la vida y, en general, cualquier experiencia que afecta la sensación de estabilidad y seguridad de las personas en su infancia.
Estas experiencias tempranas se asocian con la probabilidad de sufrir enfermedades crónicas como asma, diabetes, cáncer, enfermedades cardiacas y pulmonares, y afectaciones a la salud mental como depresión, ansiedad, desorden de estrés postraumático y tendencias suicidas. También pueden influir en el desarrollo de conductas de riesgo que culminen en problemas como alcoholismo, abuso de sustancias, enfermedades de transmisión sexual, tabaquismo, embarazo juvenil y perpetración de violencia.
Según el modelo del “ciclo de violencia”, es más probable que los adultos perpetúen o sean víctimas de violencia en el hogar si fueron maltratados durante su infancia. En ese sentido, cuando una persona se vio expuesta a ACEs en su niñez, es más propensa a tener parejas que la maltraten o a incurrir en prácticas violentas en la crianza o el cuidado, provocando que a la vez sus hijos experimenten ACEs y, en el futuro, repitan el maltrato.
Sin embargo, este ciclo puede romperse o disminuir si las personas acceden a experiencias positivas y acompañamiento psicológico que ayuden a reducir el riesgo de transmisión.
Diferencias entre países
En esta investigación buscamos ampliar el estudio sobre el impacto de las ACEs en la región y aportar información para el desarrollo de políticas que ayuden a mitigar el problema. Usamos los datos recopilados por la EVCNNA en Colombia y los comparamos con los de la misma encuesta en Honduras y El Salvador.
El objetivo era identificar cuáles son los ACEs más comúnes en cada país y comprender los efectos que pueden tener sobre la salud mental y física en la adultez. Partimos de los datos sobre la prevalencia de experiencias adversas en la infancia (ACEs) en jóvenes de 13 a 24 años en cada país.
Encontramos que en Colombia el 82% ha tenido alguna experiencia ACE en su vida, más de la mitad ha presenciado violencia en la comunidad y alrededor de 1 de cada 3 ha sido víctima de violencia física.
Experiencias adversas en la infancia
Colombia
Cualquier experiencia ACEs
Ser testigo de violencia en la comunidad
Violencia física
Ser testigo de violencia en el hogar
Separación de uno o ambos padres
Violencia emocional
Huérfano por uno o ambos padres
Violencia sexual
Honduras
Cualquier experiencia ACEs
Separación de uno o ambos padres
Ser testigo de violencia en la comunidad
Violencia física
Violencia emocional
Ser testigo de violencia en el hogar
Violencia sexual
Huérfano por uno o ambos padres
El Salvador
Cualquier experiencia ACEs
Separación de uno o ambos padres
Ser testigo de violencia en la comunidad
Violencia física
Ser testigo de violencia en el hogar
Violencia emocional
Huérfano por uno o ambos padres
Violencia sexual
Fuente VACS Colombia 2018, Honduras 2017 y el Salvador 2017. Los coeficientes se estimaron con los ponderadores de muestreo de cada encuesta.
Conductas de riesgo
A partir de estos datos exploramos la relación entre una mayor exposición a las ACEs y la presencia de conductas de riesgo en la adultez como beber en exceso, fumar, consumir drogas, sufrir desórdenes psicológicos, o haber intentado suicidarse. Los resultados confirmaron que la exposición a distintos ACEs en la infancia tiene efectos significativos sobre la salud mental y física, e influye en la probabilidad de tener conductas de riesgo en la adultez.
¿Cómo influyen las ACEs en la infancia la probabilidad de tener actitudes de riesgo en la adultez?
Uno o dos ACEs, significativo
Tres o más ACEs
*Valores en puntos porcentuales, es decir, la diferencia porcentual entre el promedio nacional y la población que respondió haber sufrido ACEs en la infancia.
Colombia
16.9
27.4
Desórdenes psicológicos en los últimos 30 días
7.3
21
Intento de suicidio o daño en los últimos 30 días
-1
10.1
Actualmente fuma
3.2
9.5
Uso de drogas en los últimos 30 días
Honduras
7.5
24
Desórdenes psicológicos en los últimos 30 días
7
21.5
Intento de suicidio o daño en los últimos 30 días
9.1
17.7
Beber en exceso en los últimos 30 días
7.3
10.2
Actualmente fuma
2.2
5.1
Uso de drogas en los últimos 30 días
El Salvador
8.9
20.8
Desórdenes psicológicos en los últimos 30 días
6.1
16.9
Intento de suicidio o daño en los últimos 30 días
-0.05
13.1
Beber en exceso en los últimos 30 días
Fuente: VACS Colombia 2018, Honduras 2017 y el Salvador 2017.
Las variables de control utilizadas fueron: Proporción de mujeres, Edad, Proporción de estudiantes, Proporción de trabajadores, Proporción Jefa de hogar y Número de cuartos para dormir por hogar.
Solo se muestran resultados significativos, p<0.01.
Algunos de los hallazgos más preocupantes y que evidencian la urgencia de plantear políticas públicas de prevención son los siguientes:
En Colombia, haber estado expuestos a tres o más ACEs aumenta en promedio 21 puntos porcentuales la probabilidad de pensar en o de intentar suicidarse, y 27.4 puntos porcentuales la probabilidad de tener desórdenes psicológicos y un 10.1 puntos porcentuales la probabilidad de fumar.
En el caso de Honduras, se requiere de tan solo uno o dos ACEs para que la relación con los efectos sea significativa, mientras que en Colombia se requieren de tres o más ACEs para que la relación con los efectos sea significativa. Esto podría inferir que en Colombia está tan normalizada la violencia, que se requiere de una exposición mayor a esta para que los efectos tengan significancia.
Al realizar un primer ejercicio que combina diferentes ACEs y mide sus efectos sobre resultados de salud encontramos que, para el caso de Colombia, Honduras y El Salvador, las combinaciones más perjudiciales son aquellas que tienen una o dos tipos de violencia y algún otro tipo de ACEs.
Conclusiones
Dada la alta prevalencia de experiencias adversas en la infancia en Colombia, es fundamental reevaluar y reestructurar los servicios de salud y atención para adoptar un enfoque informado sobre trauma y sus posibles efectos.
Comprendiendo que muchas personas que buscan tratamiento pueden tener historias de trauma, es esencial crear un entorno que priorice la seguridad y el apoyo. A través de políticas que aseguren la seguridad física, psicológica y emocional tanto de los usuarios como del personal, se deben implementar medidas para evitar la re-victimización y fomentar un ambiente seguro. Es crucial construir confianza entre todas las partes interesadas, promoviendo la colaboración y la toma de decisiones compartida.
Además, los responsables de la formulación de políticas deben centrarse en reconocer la agencia de las personas en su proceso de recuperación ofreciéndoles opciones e involucrándolos en el establecimiento de sus propias metas. Reconociendo que la exposición a eventos potencialmente traumáticos puede llevar a la impotencia, las políticas deben diseñarse para validar sentimientos e inquietudes, apoyando a las personas en la toma de decisiones.
Para abordar eficazmente los efectos de la adversidad, es fundamental un enfoque culturalmente sensible, reconociendo y superando estereotipos y prejuicios.
Es clave salirse de enfoques deterministas que terminen por estigmatizar a quienes reportan haber sufrido alguna o varias experiencias adversas. De la misma forma, debe prestarse atención al bienestar de aquellos que trabajan de primera mano en la atención de estas situaciones. La exposición constante a estas experiencias adversas, aunque ajenas, puede afectar la salud del personal y su rendimiento perjudicando así a quienes acceden a los servicios. Un enfoque que contemple el bienestar de todos los actores involucrados es fundamental para lidiar efectivamente contra la adversidad.